Fernando VII llega al trono en
1808 tras abdicar su padre, Carlos IV, después del Motín de
Aranjuez.
Tras
la invasión francesa, Napoleón traslada a la familia real a Bayonne
y la obliga a abdicar en su padre que renunciara al trono en favor a
Napoleón, que a su vez, lo cedió a su hermano José Bonaparte.
Paralelamente comenzó la guerra de independencia y las Cortes de
Cádiz declararon a Fernando VII rey de España.
El
primer documento pertenece al sexenio absolutista, la primera etapa
del reinado (1814-1820). Tras el Tratado de Valencay, Fernando VII
regresa a España coincidiendo con un contexto internacional
favorable al absolutismo y con la publicación del Manifiesto de los
Persas. El 4 de mayo de 1814 el Decreto de Valencia desenvuelve en
un golpe de estado, por lo que Fernando VII declara nulos los
decretos que recogía la Constitución de 1812 y derroga toda la
legislación de las Cortes de Cádiz, volviendo al pasado con la
restauración del poder absoluto.
Esta
es una etapa de gran represión sobre todo contra afrancesados y
liberales, lo que da lugar al primer exilio de la España
contemporánea. Pero esta represión no fue lo único que provocó
una gran inestabilidad, pues se debía hacer frente a una guerra
abierta por la independencia de las colonias americanas y a la ruina
de la Hacienda Real, la cual se negaban a reformar los grupos que
apoyaban al absolutismo.
Esta
etapa estuvo marcada por un gran número de pronunciamientos y
conspiraciones, como se recoge en el documento 2. La mayoría
protagonizados por liberales y militares, que a pesar de carecer de
apoyo militar caracterizaron todo el siglo XIX. Estos tuvieron lugar
por toda la geografía española, como el pronunciamiento de Parlier
(1815) en Galicia, que tenía como objetivo una monarquía con leyes
justas que pretendía recuperar la constitución proclamada por las
Cortes de Cádiz. Pero el más importante fue sin duda el del
ejército dirigido por el teniente coronel Rafael del Riego, lo que
obliga a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812 dando lugar al
comienzo de la segunda atapa: el trienio liberal.
Este
trienio fue un período de reformas políticas y económicas que
fueron llevadas a cabo por el primer gobierno liberal formado por
exiliados. Pero esta situación política encontró diversos
problemas como la situación internacional, pues en Europa
predominaban la monarquías absolutas y la actitud combatiente de
Fernando VII, que hizo todo lo posible por su parte para derogar el
sistema constitucional.
A
su vez las diferencias que había entre liberales dividieron este
movimiento en dos tendencias:
- Liberales moderados, los cuales defendían un mayor poder del rey y un mayor compromiso con las antiguas clases dominantes.
- Liberales exaltados, querían volver a la Constitución de 1812 y proponían reformas basadas en un liberalismo popular.
Los
problemas entre moderados y exaltados se prolongaron durante todo el
trienio liberal, aunque los moderados mantuvieron el poder durante la
gran mayoría de este período. El intento de golpe de estado de la
Guardia Real el 7 de julio de 1822 provocó la formación de
gobiernos exaltados, a la vez que la Santa Alianza decidió
intervenir y Francia envió el ejército de los Cien Mil hijos de San
Luis, por lo que finalmente a pesar de la gran resistencia de los
liberales, Fernando VII restauró el poder absoluto.
Lo
primero que hizo al regresar al poder fue ejecutar a Rafael del
Riego, dando comienzo a la llamada Década Ominosa, uno de los
períodos más negros de nuestra historia.
El
gobierno volvió a iniciar una represión contra los liberales,
basándose en cuatro instrumentos básicos: los tribunales de
justicia, el cuerpo de voluntarios realistas, la superintendencia
general de la policía, las comisiones militares y las Juntas de Fe
(herederas de la Inquisición), acabando así con todo tipo de
sistema constitucional, con un gobierno basado en la carencia de
libertad.
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